Julián Romero Parada nos muestra su lado más íntimo en el camino con cada una de las 5 canciones que componen este nuevo álbum, hace casi un diario personal y lo comparte en las redes sociales.
¿Cuántas cosas tiene que pasar un músico independiente para realizar su sueño?
Surreal nos muestra el camino recorrido no solo con su contrabajo, sino con sus sueños a cuestas.
Todo se remonta al período 2014 - 2017, a pesar de problemas personales, físicos y sobre todo emocionales, nace la idea de sanar aquellas heridas a través de la música. En principio, trató de armar bandas que rápidamente fracasaron, lo que llevó a encerrarse junto a su bajo, su pedalera de efectos y crear así sus propias canciones en un contexto de lo que él mismo define como de “fracasos y decepciones”. El disco puede sintetizarse en eso: la sensación de que todo sale mal, la falta de dinero, las denuncias por ruidos molestos y los paralelismos dentro de la grabación una vez sorteados los primeros obstáculos, no estando exento de dificultades.
Ya para 2018, con un quinteto formado, se lanzan a ensayar, donde nuevamente todo es “Surreal”. Al llegar a la sala, no hay nadie, no contestan. La persona en cuestión, detenida. Una vez sorteado eso, las miras están puestas en la primera presentación oficial, la que salió bien, salvo por un detalle: todos los músicos llegaron tarde. Luego fue el turno del estallido social y posteriormente, pandemia,lo que hizo que la banda no pudiera juntarse por más de dos años.
Julián cuenta que el “chileno promedio siente esa pesadez en su día a día. Somos un pueblo más bien sumiso, cabizbajo, ‘achunchados’, que es justamente esta sensación de no atreverse a hacer cosas, de no animarse. Ese es el sentimiento personal dentro del proceso de grabación, que creo que se puede extrapolar al pensamiento colectivo a través de la música”.
Ya para 2018, con un quinteto formado, se lanzan a ensayar, donde nuevamente todo es “Surreal”. Al llegar a la sala, no hay nadie, no contestan. La persona en cuestión, detenida. Una vez sorteado eso, las miras están puestas en la primera presentación oficial, la que salió bien, salvo por un detalle: todos los músicos llegaron tarde. Luego fue el turno del estallido social y posteriormente, pandemia,lo que hizo que la banda no pudiera juntarse por más de dos años.
Julián cuenta que el “chileno promedio siente esa pesadez en su día a día. Somos un pueblo más bien sumiso, cabizbajo, ‘achunchados’, que es justamente esta sensación de no atreverse a hacer cosas, de no animarse. Ese es el sentimiento personal dentro del proceso de grabación, que creo que se puede extrapolar al pensamiento colectivo a través de la música”.
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