Quítense esa briza de anquilosamiento tardofranquista que les quedó ahí metido en el párpado y pásenle a sus gafas el pañito con un chorreón de Cristalsol, producto 100% del estado de las autonomías español. Que ya va tocando. Y que el secreto mejor guardado de Andalucía viene siendo -desde siempre- esa misma Andalucía orguyoça a la que le canta Carmen Xía.
La de la Isla de San Fernando (Cádiz) se presenta en suciedad fiera y desatada, cansaíta y desquitándose de todo en “Orguyoça” (lanzado el 4 de febrero del 2021), con un rap rotundo, de la R a la P y de la R a la O. Un rap a su vez terminante, que es una declaración de intenciones versada sobre un beat tan pepino como sobresaliente de Suzio Tarik. La obra es redonda y completa, compleja y singular, tan dura como reveladora pero rotunda desde la primera escucha: perdónanos Señor el cliché, pero... ¿no era esa nuestra orgullosa Andalucía? Sin duda alguna, aunque ahí están las referencias por si albergan todavía alguna o no le han dado al play: del sámpler de Lole y Manuel en el fade-in del track a Rocío Jurado poniendo los puntos sobre las ís en la outro del beat, pasando por los guiños rimados de Carmen a Juana Cruz, Fernanda y Bernarda de Utrera, Lola Flores, La Paquera, la Micaela y las Rosas de La Tabacalera, también su abuela y, claro está, ya que de rap hemos venido hoy a hablar, a Gata Cattana. ¿Lo van pillando ustedes? El resto se lo sacan fácil poniendo el track en modo repeat, vaya que sí, que el texto se va acabando y la música acaba de empezar.
Carmen Xía no es nueva del todo en esto y atesora amor y respeto por el cante, la copla, el quejío y Andalucía: “eternamente agradesía a las ancestrah, por convertir arte y doló en la memoria de mi tierra”. Abrió hace tiempo la puerta a la escritura, las teclas blancas y negras del piano y a escupir rimas como veneno reactivo y dice que ahora ya no la puede cerrar. Se presenta orgullosa con un rap profundo y rotundo que auna tradición y modernidad, que huye de resabios pos-románticos y que da buena cuenta de la amplia paleta con la que es capaz de jugar. Que no todo iban a ser lunares blancos sobre el rojo de un traje de faralaes, romerías, toros, finos, y, con perdón, unos daditos de cazón. Que en esto de la música, como en el arte o en el cante o en Andalucía misma, “la memoria no se mata y el perdón no se roba”, que “Al Andalus asoma”: con Carmen Xía el sur vuelve a ser nuestro norte.
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