Comenzó su carrera musical por influencia de su padre, cuando consiguió una guitarra a los 9 años. Su relación con el rock n roll surgió por la influencia de los amigos del colegio en la adolescencia, donde tuvo su primera banda. Pero sólo después de los 22 años comenzó a hacer un trabajo más serio en la música con la banda "Soul Factor", donde hacían covers de bandas de Seattle intercalados con sus propias canciones. En este periodo Anderson Fernóliver fue guitarrista y corista.
A mediados de la década de 2000, la banda Alma Factor tuvo cierta notoriedad en la Baixada Fluminense y en Río de Janeiro, tras participar en varios festivales de bandas e incluso ganar uno, lo que les proporcionó artículos en periódicos de prestigio, música que sonó en la radio FM e incluso una presentación en directo en un canal de televisión nacional, (el extinto programa Atitude.com de TVE).
En el año 2008, el bajista de la banda sufrió un accidente automovilístico durante un viaje de trabajo y falleció, decretando así el fin de Soul Factor, justamente mientras la banda preparaba un álbum con 10 canciones que lamentablemente nunca fue grabado.
Tras la muerte de su amigo y bajista, Anderson Fernóliver continuó con varios proyectos musicales, hasta que en 2017 decidió exponer sus canciones de autor con el proyecto en solitario, exponiendo sus reflexiones más internas cargadas de propiedad, pues la mayoría de las canciones son autobiográficas, naciendo así "Fernóliver".
Es posible notar una esencia espiritual en sus canciones, influencia de su creencia en el cristianismo, aunque no se clasifica como adherente de la religión.
Sus mayores influencias sonoras provienen sin duda de los grandes grupos grunges y alternativos de los 90, pero el gusto por el sonido experimental hace que el músico y compositor esté siempre buscando novedades musicales en general dentro del universo del Rock n Roll, con el objetivo de aportar a su proyecto un sonido único.
Fernóliver destaca los álbumes Yeld (Pearl Jam), Wasting Light (Foo Fighters) y Morning View (Incubus), como discos fundamentales para la concepción sonora de su proyecto.
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